For more information, visit the project homepage.
Pareciera que nada existe antes de este estado de encierro. Las relaciones sociales, los viajes, incluso los trámites indeseables, parecen haber sido completamente borrados del espectro de la rutina. Ya no hay rutina, de hecho, solamente este ir y venir de un día al otro, casi como un ensayo, siempre con la tensión de lo impredecible acumulándose en el pellejo, en las acciones que cada uno ejecuta, en las cosas simples (como salir por el correo) o en las más complejas interacciones (como ir a una visita médica), no hay nada más que una tensión que crece. Más que la noción del tiempo, en estos días (idea que titila o se mueve como un espejismo en el horizonte de la percepción) he ido perdiendo la idea de pausa. Todo parece estar formando parte de una pausa, una suspensión no sólo del tiempo, sino del movimiento del mundo. Tengo la sensación de estar oyendo el mundo girar, porque todo se ha detenido a tal punto, que uno puede escuchar la propia respiración acompasándose a los movimientos. Incluso en los lugares más ruidosos, hay algo que falta. Al mismo tiempo, pienso en lo frenético de las bodegas de Amazon, donde nadie se protege lo suficiente, nadie gana lo suficiente, nadie puede pensar lo suficiente para organizarse. Difícilmente, alguien de las bodegas podría decir que el mundo se ha detenido, pero esa misma acentuación de su movimiento es producto de la parálisis total de la sociedad. Sobre la parálisis, puedo decir algunas cosas: he dejado de ver gente, he empezado a lidiar conmigo mismo, he empezado a recuperar mi capacidad de lectura. En suma, el giro copernicano -desagradable, imagino, para muchos- del mundo es llegar a darse cuenta de que el problema podría ser uno mismo y la suma de las partes. Sueño con el día en que la gente descubra que la estructura a la que tanto culpan, a esa maquinaria descorazonada que maldicen, es en realidad la suma de las voluntades sometidas. En el fondo, quiero que todo arda y se refórmale, cosa que no pasará de manera global, no al menos cuando esté vivo. Por lo mismo, no sé si cambiará el sentido de las cosas después de haberse torcido como hasta ahora. Han cambiado muchas cosas, pero en términos muy sutiles como para soportar, y de soportar es que uno va armando las costumbres en las que se acomoda y, finalmente, se endurece hasta la indiferencia. Habrá que ver cómo encuentran la luz las futuras generaciones.
February 24, 2021