For more information, visit the project homepage.
La semana pasada fui a un sitio donde había concurrencia de personas. Por supuesto, que iba bien protegida para evitar riesgos. Sin embargo, la ansiedad que siento todo el día, todos los días, es abrumadora. Empiezo a sudar, me falta el aliento y mi corazón se acelera. Un ataque de ansiedad, de esos que se han vuelto familiares desde hace un par de meses. Más que miedo por mí, me da miedo por mi familia. Me gusta confiar (quizás ingenuamente) que si llego a contagiarme de COVID, saldré adelante. Soy joven, me ejercito, no tengo enfermedades crónicas y mis estudios sanguíneos regulares son excelentes. Pero mi familia, no. Mis papás tienen comorbilidades, mi papá es hipertenso y diabético y mi mamá tiene cardiopatía. Mi abuela vive con nosotros y no me perdonaría contagiarla. Todos estos pensamientos invaden mi mente y de pronto el fantasma de mi ansiedad comienza a crecer hasta que siento algo en el pecho que me impide respirar. Durante estos meses de pandemia he perdido a dos familiares, mi abuela materna y mi prima. Ninguna murió por COVID, pero de igual manera la pérdida sacudió a toda la familia y mi miedo a perder a alguien más aumentó de forma exponencial. Es mucho estrés y me desespera no saber cuándo pasará todo esto.
February 8, 2021