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Según las noticias que nos llegan, España enfrenta un nuevo confinamiento debido a la segunda ola del COVID-19. De nuevo, parece ser, las condiciones del confinamiento son estrictas. Eso afectará mucho la economía. Incluso he leído que muchos españoles terminarán siendo mendigos. Así de grave se presenta la situación. En mi país la vida ha vuelto a ser relativamente "normal". Lo que ha cambiado radicalmente es que todos llevamos mascarillas y guardamos distanciamiento social en todas partes. Por todos lados encontramos frascos de gel de alcohol o alcohol y nos toman la temperatura. Además, muchas cosas puedes comprarlas sin salir de tu casa. Por ejemplo, en mi caso, las verduras del mercado nos las siguen llevando a la casa. Si vamos al mercado, entramos muy rápido, compramos y volvemos a salir, todo de forma muy rápida. Solamente salimos de casa si es necesario. Tratamos de no salir. Tengo la sensación de que en Europa les está yendo peor que aquí. No sé. Tal vez nosotros estamos acostumbrados a la muerte, a la falta de servicios de salud, a que nos lleve la chingada, pues. Así que ya no nos preocupamos tanto por cuántos están muriendo cada día por COVID-19. Como somos el tercer país al que más afecta el cambio climático, en este momento una tormenta tropical arrasó con todo en varios departamentos del país. Eso nos tiene entretenidos. Como el gobierno no ayuda para nada, la población provee de donaciones de alimentos, ropa, kits de limpieza, etc. Creo que lo que ha cambiado en el mundo es que la mayoría de personas han sentido en carne propia los efectos del cambio climático. El COVID-19 es una consecuencia del cambio climático. Por primera vez, todo el mundo se ve arrastrado al desastre por la decisiones ambientales que hemos tomado como seres humanos. Si no aprendemos de esta, no sé qué nos hará aprender.
November 16, 2020