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La Semana Santa en mi país es un tiempo muy especial. Se desarrollan gran cantidad de eventos religiosos como las procesiones, pero no solo eso. La Semana Santa es un tiempo en que las personas salen de sus casas y conforman una comunidad , por ejemplo, al elaborar alfombras de aserrín para las imágenes que pasan en procesión. Es un tiempo en el que colaboran niños, jóvenes y adultos. Algunos hacen las alfombras, otros proveen comida gratuita a los que trabajan. Los mayores les enseñan a los niños como hacerlo. Se trabaja hombro con hombro. Es algo que difícilmente se puede ver en otras circunstancias. Se trabaja durante horas, de madrugada, hasta ver el amanecer. Y el resultado es una obra de arte, bella, que desaparecerá en segundos bajo el peso de las andas. Las imágenes que salen en procesión representan actos de fe y devoción en quienes las cargan. Las devociones se trasladan de generaciones en generaciones en una misma familia. Las personas compran flores y las echan en las andas, se emocionan al verlas pasar. Es tan fuerte la vivencia, que es necesario experimentarla para comprenderla. Una señora amiga nuestra que murió hace unos años, durante su agonía, decía: "Ya viene el cortejo, ya va a salir la procesión". Así de fuerte se interioriza. La Semana Santa es un imaginario lleno de tradiciones, leyendas, gastronomía, arte, música, y por supuesto, religiosidad. El Covid-19 nos quitó eso. Desde el año pasado no ha sido posible tener una Semana Santa como solía ser. Es algo muy triste que creo nos pesa y nos duele a muchas personas. En la foto pueden ver una pequeña alfombra de aserrín que hice en mi casa cuando nos visitó una imagen pequeña de Jesús de Candelaria. La elaboré como una forma de intentar consolarme. Pero la verdad es que nada compensa la ausencia de las tradiciones de Semana Santa en mi país. Nada.
March 26, 2021