For more information, visit the project homepage.
La semana pasada celebramos el cumpleaños de mi hijo. Aunque cumplió 27 años, pedí un pastel de un personaje de comic que a él le gusta. Creo que él también fue flexible y amable en tomar con entusiasmo un pastel un poco infantil para la edad que cumplió. Para esta ocasión, nos reunimos varios miembros de la familia ampliada. Éramos 8 en total. Con algunos no nos mirábamos desde mayo. Fue una reunión agradable y cálida. <strong>En estos tiempos nos damos cuenta de lo mucho que nos hacemos falta entre nosotros.</strong> Aunque nos vemos en reuniones virtuales o hablemos por teléfono frecuentemente, <strong>el hecho de reunirnos en torno a una mesa y comer juntos es una especie de comunión que une, alienta y nos conecta.</strong> Hicimos todo lo posible por mantener el distanciamiento social que establecen las normas para evitar el contagio de coronavirus. Aun así, nos reímos, conversamos, intercambiamos ideas y opiniones. Estuvimos unos para otros. <strong>Fue una reunión "oasis" en un desierto que nos pide estar aislados, distantes.</strong> Al despedirnos, queda un calor especial en el corazón. No solo celebramos la vida de una persona porque sabemos que la vida en sí es difícil y hay que celebrar cada avance que logramos, <strong>también celebramos que, aunque somos personas imperfectas, con muchos defectos, somos capaces de comprendernos, de amarnos y aceptarnos.</strong>
February 10, 2021